jueves, 3 de diciembre de 2009

En blanco y negro.

En blanco y negro, aunque más en blanco que en negro, era como se veía la tele en el pueblo a principios de los setenta, que es de cuando tengo mis primeros recuerdos. Vivía yo en aquella época con mis abuelos, mis primas carnales y alguno de los hermanos pequeños de mi madre, o sea mis tíos (como tantos otros hijos de emigrantes que se tenían que marchar a Francia, Suiza o Alemania), cuando un buen día cercano a un partido de fútbol de esos que vienen a llamar "el del siglo", aparece en casa el señor de la tienda de televisiones de Vega, creo recordar, con una caja enorme de cartón. Sabíamos que allí dentro estaba aquella televisión Philips, que hasta entonces sólo habíamos podido ver en la cantina de mi abuelo paterno, Pancho y la curiosidad que despertaba en mí y en mis primas y tíos era enorme.
En aquellos tiempos, el esfuerzo económico que había que hacer para adquirir una televisión era grande en comparación con hoy en día, y posiblemente exigiera varios meses de salario del abuelo (jubilado de las minas de Fabero). Aquella televisión era de las primeras del pueblo, quizás sólo habría cuatro o cinco, y la primera del barrio.
Viene a cuento esta reflexión porque estos días con el partido del siglo Barcelona- R.Madrid, rememoré aquel primer recuerdo que tengo de un partido de fútbol visto en la televisión. Y era precisamente un R.Madrid-Barcelona, a principios de los setenta al poco tiempo de comprar la tele mi abuelo Pedro. Y recuerdo cómo en la cocina de la casa, con la televisión enchufada al voltímetro y encima de la nevera nos agolpamos en torno al calor de la lumbre de la cocina de carbón, todos los miembros de la familia y algunos vecinos del barrio, a ver aquel otro partido del aquel ya siglo pasado. Y una imagen que no se me olvida, más que la del partido en sí que ya ni me acuerdo del resultado ni de los jugadores (Amancio y Zoco quizás), es aquella de los cientos de puntos blancos con los que se veía la pantalla y nos preguntábamos si sería que nevaba en Madrid… Más tarde supimos que no, que aquellos puntos blancos no significaban nieve porque en el telediario también se veían los puntos blancos y ya si que nos parecía difícil que nevara en el plató….jajaja. Y después vinieron programas como el UN, DOS, TRES que no nos lo perdíamos, o aquellas series como CRÓNICAS DE UN PUEBLO, EL HOMBRE Y LA TIERRA, FURIA o aquel HOMBRE DEL TIEMPO con sus grandes gafas y su vara señalando el mapa de España de nubes y soles, de borrascas, frentes y anticiclones.
Que buenos tiempos aquellos, aunque fueran en blanco y negro…

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Fuste, fuche,¡ foche!

Hoy cuando iba camino del trabajo en mi coche, me acordé de aquel asunto que me sucedió un día de instituto, de un año ya lejano allá por los primeros 80. Era yo estudiante de bachillerato en Fabero, y para bajar hasta Vega, de vuelta a casa, tenía que hacer dedo debajo de un soportal de una tienda al lado de la plaza faberense o a veces, si coincidía bien, podía bajar en el autobús de línea (una vez en Vega solía esperar en el cruce del puente a que pasara algún conocido para subir hasta el Valle). Aquel día, creo recordar que esperaba el autobús cuando en la parada también estaban una chica de San Martín de Moreda y otra de San Pedro de Olleros, que aunque me sonaban de cara no había coincidido mucho con ellas, seguramente porque estaban estudiando en FP. Pues bien, empezamos a conversar sobre la lengua que se habla en nuestros pueblos, ese berciano medio gallego que se dice por allí “chapurreao”, de cómo se dice esta o aquella palabra en los tres pueblos y así surgió el verbo ir en pasado y segunda persona, en castellano “fuiste” (pretérito perfecto simple); yo, aunque sólo hablaba el castellano, porque en casa de mis abuelos nunca se había hablado de otra manera (mi abuelo Pedro me decía que al irse en sus tiempos mozos a Madrid, a su regreso ya siempre habló el castellano), si que conocía la lengua chapurreada del Valle y les dije que en mi pueblo se decía “fuste”, a lo que me contestó la chica de San Pedro (creo que era ella y no la de San Martín), que en su pueblo se decía “fuche”; entonces la de San Martin, toda sorprendida le dijo: “ ¡¡Uff, que raro... eso de fuche!!” De inmediato le preguntamos que nos dijera como se decía en su pueblo, a lo que nos contestó: “¡ Cómo se va a decir... foche!”. Nuestras risas fueron amplias al oír su respuesta; a ella le parecía raro fuche, pero totalmente normal foche, que a decir verdad a mí aún me sonaba más raro. Ella estaba acostumbrada a oir ese vocablo "foche" que le era totalmente familiar cuando el otro, "fuche" algo más cercano quizás al fuiste, le sonaba rarísimo. Son las curiosidades de un lenguaje que varía así en tan sólo unos pocos kilómetros de distancia , los que separan a unos pueblos de otros; se dice que a medida que nos alejamos del límite natural del Sil, más se acerca el lenguaje del Bierzo al gallego...

sábado, 28 de noviembre de 2009

Valle de Finolledo Mountainbike

El pasado sábado 21 de noviembre unos amigos de Ponferrada y Vega y y el que escribe, nos pasamos la mañana por los alrrededores del Valle practicando mountainbike. El Valle ofrece condiciones muy buenas para practicar este deporte por su orografía y paisajes.

Salimos desde Vega, subiendo por un camino que llega a Vademoros y desde aquí tiramos por el San Bartolo hacia el Carballal para bajarlo hasta el Aguazal. Desde aquí subimos por el pueblo hacia el camino de la traída del agua para bajar por una antigua senda que nos lleva hasta Redondón. Seguimos el camino del río hasta Los Molinos y Las Pedrizas para subir por el camino que une con el Castro hasta la Veiga y vuelta al Valle. En el pueblo, empezó a llover algo , entonces decidimos cobijarnos bajo un corredor hasta que vimos que amainaba algo y entonces volvimos a subir hasta el camino de la traída pero ahora seguimos por los Cerezales hasta los pinares de Villar de Otero para coger un antiguo camino carretal que unía este pueblo con las praderas del río Ancares por debajo de la Bustarga. Desde esas praderas seguimos río abajo por una senda hasta el Corral de las Cabras, Redondón, La Redroya, los Molinos y aquí hasta el campo de fútbol y cogimos el camino que atraviesa los Muracales para bajar al camino de los Prados del río y por la Veiga de Abajo subimos hasta el Valle. En total 36 km recorridos y 1028 m. de desnivel que dejaron muy buen sabor de boca a todos. Volveremos.....

Un vídeo de ese día.

viernes, 6 de noviembre de 2009

El Carballal.

Como pasa el tiempo. Pronto hará un año que inicié la andadura de este blog con las copiosas nevadas del pasado otoño invierno 2008-2009.
Un día de octubre paseando entre encinas, pensé que estaría bien volver a retomar el blog y hablar sobre el bosque más emblemático del Valle: el Carballal. Aunque por ese nombre en el pueblo normalmente se denomina a la pradera natural que existía en medio del bosque de encinas centenarias (y de la que hoy en día sólo quedan unos metros cuadrados), creo que se puede entender que el nombre en realidad se debe al propio bosque en sí. A la encina (Quercus ilex) se le llama en muchos lugares, como Galicia, carrasco y al roble, carballo, por lo que siendo un bosque de encinas, y siguiendo ese criterio, ¿se le debería haber llamado el Carrascal en vez de el Carballal ?


Quien sabe, como esto no es Galicia sino el Bierzo, quizás nuestros antepasados a lo mejor llamaban carballos a las encinas (hecho muy poco probable), o quizás antiguamente el bosque estuviera formado por robles y encinas (hecho muy probable), robles que por cierto también abundan en la zona, muy cerca de este bosque en la Mata. De hecho hay constancia de que grandes robles se cortaron en ese lugar para utilizar como vigas en algunos lagares del pueblo, tan grandes que no se podían transportar por carro sino a hombros de 30 o 40 hombres.
Un paseo por las sendas y caminos del bosque, sobretodo si se realiza en otoño, nos transporta a un país de profundas e inolvidables sensaciones , muy difíciles de conseguir en el vertiginoso mundo en el que vivimos.



Como comentaba anteriormente, en esa zona existía una bonita pradera natural en la que desde tiempos inmemoriales se recogía manzanilla y también se "corría el gallo" en una ancestral tradición que los mozos del pueblo festejaban año tras año hasta que en uno de ellos, se quedó en el olvido, como tantas otras tradiciones que fueron desapareciendo de nuestros pueblos ; recuerdo que a finales de los 70 pude ir allí a correr el gallo: fue para mí una experiencia inolvidable, y unos años más tarde, hacia mediados de los 80, debió ser cuando se perdió la tradición. También me comentaba mi padre que en sus años mozos allí se reunían los jóvenes del pueblo a hacer un magosto con castañas que recogían de los castaños cercanos, haciendo una hoguera con leña de urz que traían del pueblo. Y también recuerdo que a mediados de los 80 un buen día me decidí a probar la ladera nevada de la pradera con mis esquís, lástima que no hiciera fotos. Pues bien, desgraciadamente, esa pradera desde hace unos años, ha venido desapareciendo a costa del matorral (principalmente escobas) que se fue implantando en su superficie debido al roturado de la que fue objeto como consecuencia de una frustrada repoblación del lugar con cerezos para obtención de madera.


Ahora parece que el pueblo quiere volver a recuperar la bonita pradera con el desbroce, antes de la próxima primavera, del matorral que la cubre.
El bosque en sí no es demasiado grande en superficie, en torno a 12 ha, pero es de una belleza inconmensurable. Si se observa desde el pueblo o en vista aérea se puede uno dar cuenta fácilmente que antiguamente el bosque debía ser bastante más grande y cubrir prácticamente toda la superficie de la ladera del monte en el que se asienta. Se observan zonas con bastantes árboles separadas del resto como consecuencia seguramente de que las gentes del pueblo le fueron ganando terreno al monte bien para tierras de siembra de cereales o para plantaciones de castaños o más recientemente de pinos. Originalmente el bosque posiblemente tuviese casi el doble de superficie de la que tiene actualmente.


Algunos de sus árboles son ejemplares dignos de mención, como la "encinona" que tiene una altura de 25 m. y una copa que cubre una superficie de unos 400 m2, un "cuartal".


Está situado en una ladera en frente al pueblo, ladera con orientación norte. bajo las crestas cuarcíticas del monte del Maisón. Estos bosques de encinas suelen darse en climas de orígen mediterráneo, no en vano el clima del Bierzo en buena parte está catalogado como una variante del mediterráneo con inviernos fríos y éste es también el caso del Valle de Finolledo como queda demostrado por la existencia de este bosque y de otros arbustos de orígen genuinamente mediterráneo como las jaras, o árboles como los alcornoques o los madroños.
Desde este bosque las vistas al pueblo son de las mejores que se pueden contemplar y con nieve el paisaje de encinas con el fondo del pueblo es espectacular.



Pues nada, espero que esta pequeña aportación bloguera sirva para que se pueda conocer y valorar un poco más el Carballal de Valle de Finolledo. Ahora, más que núnca, a disfrutar y a conservar este bonito bosque de encinas.